Te contamos dónde se rodó la última película de James Bond. Esta es también la última película de Daniel Craig como 007, así que el viaje tenía que ser espectacular. Más aún, y lo es. De Londres a Jamaica, pasando por Italia y Noruega. Licencia para viajar.
Sin tiempo para morir…Y todo el tiempo del mundo para viajar. Para vivir. La última película de James Bond llega por fin al cine. Con un año y medio de retraso. Se ha hecho rogar, pero la espera ha merecido la pena.
Sin tiempo para morir es el título número 25 de la saga, la número 5 para Daniel Craig quien, con este número tan redondo, le dice adiós al personaje que cambió para siempre su carrera, su vida, y al que él también cambió para siempre. Ya habrá tiempo (todo el del mundo) para debatir sobre futuros Bonds; por el momento, nos deleitamos con el último viaje de Craig.
El espía que vino del frío
Los viajes y la espectacularidad de las localizaciones son una seña de identidad de la franquicia. Quizá más aún en estas últimas cinco películas. Exigencias de estos tiempos en los que siempre quieren más, más y más.
Para el equipo de localizaciones, comandado por Charlie Hayes, es un reto encontrar lugares nuevos, nunca vistos ni en las películas de Bond ni en otras, que sean espectaculares y que aporten a la historia. En muchas ocasiones, como en “Sin tiempo para morir”, los lugares no vienen definidos por guion:
“Solo pone que es un país frío, que hay un bosque”, nos explica Hayes, que lleva trabajando en la saga desde Quantum of Solace (la segunda de Daniel Craig). Con esas indicaciones y las sugerencias del director Cary Joji Fukunaga (te sonará por True Detective), llegaron a Noruega. Allí rodaron, mientras otra unidad podía estar en Italia o Jamaica.

Noruega
Lo del frío y Noruega tenía su lógica para quien haya visto las películas anteriores: el padre de Madeleine (Léa Seydoux) era escandinavo.
Fukunaga se había enamorado de Noruega en un viaje personal, y parecía el lugar perfecto para encontrar o construir una casa aislada del mundo, rodeada de nieve y hielo, de silencio. Allí arranca la película, en un bosque a las afueras de Oslo, en cuyo lago helado construyeron la casa de Madeleine.
El gerente de locación de la película, Charlie Hayes dijo “Siempre debían evocar un estado de ánimo o un sentimiento, además de ser aptos para la acción y la escenografía”. Aquí entonces es que la acción es catapultada desde la tranquilidad de una playa caribeña a Noruega. La parada en Escandinavia era imprescindible, por ser el lugar de residencia del padre de Madeleine. Por lo tanto, tenía que ser un lugar donde pudieran esconderse, un lugar inaccesible, en una zona remota y ¿qué mejor lugar que el extremo norte de Europa? A las afueras de Oslo había una casa aislada perfecta como refugio para la pareja fugitiva. Una casa de arquitectura tradicional, en medio de un bosque en un vasto lago. La naturaleza noruega y las impresionantes carreteras fueron los protagonistas de la persecución de automóviles (en el legendario Aston Martin DB5) y motocicletas que se rodó a lo largo de Atlantic Road, la carretera oceánica más increíble de Noruega, mientras que la parte final de la persecución se filmó en el Buttersteep Woods, parte del bosque comercial conectado con Windsor Great Park, Inglaterra, y en Ardverikie Estate en el Parque Nacional Cairngorms de Escocia.
La magia del cine
El mismo bosque también sirvió, en parte, para una escena de persecución bestial hacia la última parte del filme. “Es, probablemente, mi escena favorita relacionada con mi trabajo”, confiesa Hayes. Se supone que la persecución tiene lugar en este bosque noruego, sin embargo… “La rodamos en Noruega, otra parte en los montes de Cairngorms, Escocia, y otra en el Gran Parque de Windsor, a las afueras de Londres. Espero que nadie se dé cuenta al verla. ¡Esa es la magia del cine!”.
Las islas Feroe… ¿y Cuba?
Más adelante en el rodaje y en la película, se vuelve a Noruega. Pero a uno de sus archipiélagos más recónditos y admirados del Atlántico Norte, administrado por Dinamarca: las Feroe. Fueron las elegidas para ser la guarida del villano, Sanif (Rami Malek). Aunque se ven más los interiores construidos en los estudios Pinewood de Londres. Donde, por cierto, también tuvieron que recrear Santiago de Cuba. La secuencia que comparte Ana de Armas y Daniel Craig es, en realidad, un decorado. “No podíamos llegar a Cuba y disparar todas esas balas”, dice Hayes.

“Cuando uno tiene que localizar lugares para una película de Bond debe tener todo el legado y la saga en la cabeza”, admite Hayes. Es fundamental que no se repita ninguna localización, salvo las obvias, como el MI6 o Whitehall, en Londres.
“Aunque se pueden repetir países, claro. Es el caso de Italia: la usamos en Casino Royale, en Quantum of Solace y en Spectre, pero hay tantos lugares distintos”, concreta.
Matera, Italia
De la fría Noruega, Sin tiempo para morir salta a Matera, donde Bond y Madeleine se rinden a su amor. Un pueblo que ha sido escenario habitual de películas bíblicas (Ben-Hur, La pasión de Cristo, El evangelio según San Mateo…), pero que aquí es utilizado como pista de carreras para una espectacular escena pre-créditos que acaba en la pequeña localidad de Sapri (provincia de Salerno) , en su estación de tren. “Convertirse en una estación de tren en cualquier parte del mundo es difícil” Dijo Hayes. “Los horarios de trabajo no se pueden obstaculizar. Necesitábamos encontrar un lugar donde la línea ferroviaria pudiera operar a nuestro alrededor, al tiempo que nos brindaba un área de vías segura que nos permitiera mover nuestro tren, el Frecciarossa, de un lado a otro y capturar las tomas que necesitábamos. “.
Bond en Gravina di Puglia
Incluso la espléndida Gravina se ha transformado en el plató de “No hay tiempo para morir”. Algunas escenas de la película se rodaron en el Puente Acueducto, lugar simbólico de la ciudad murgiana, de 37 metros de altura y 90 metros de longitud, que conecta las dos orillas del arroyo Gravina. Allí mismo, el doble que reemplazó a Craig por las escenas más acrobáticas y peligrosas realizó una inmersión espectacular, lanzándose más allá de la majestuosa estructura arqueada, que conduce, a través de un sugerente desfiladero kárstico, al casco antiguo.
Aquí nació James Bond
¿Dónde está Bond? Si el Agente 007 se iba a retirar alguna vez, estaba claro dónde lo encontrarían: en Jamaica, la isla donde nació.
Ian Fleming creó a su icónico personaje desde su casa, GoldenEye, en la costa norte de la isla. La unión emocional se ha ido viendo en distintas películas como Agente 007 contra el Dr. No (1962) o Vive y deja morir. Que Jamaica saliera en la última encarnación de Daniel Craig como Bond era casi obligatorio.
Ubicada cerca de la ciudad norteña de Port Antonio, la espléndida casa está emplazada en medio de la naturaleza tropical, en una espectacular bahía con vista a aguas cristalinas donde Bond disfruta de su retiro, entre pesca y paseos en bote, libros y mapas (nunca se sabe que tiene que escapar de un momento a otro ). La casa de Bond tiene un diseño absolutamente jamaicano, a pesar de que tiene un techo a cuatro aguas japonés.
Homenaje a Fleming
“Jamaica es la casa espiritual de James Bond”, dice Charlie Hayes. “Había algo emocional en llevar a Daniel Craig allí en su última película donde el personaje nació. Y Jamaica es tan bonito de todas formas”. Rodaron en Port Antonio y en Kingston. Construyeron la casa de Bond en un rincón aislado, entre naturaleza, ducha al aire libre, vive de su pesca, sin puertas y casi sin ventanas. Es un homenaje a Fleming y a su personaje.
“Viajé a Jamaica para el quincuagésimo aniversario de la saga y me hospedé en la casa de Ian Fleming; fue una revelación”, dice Bárbara Broccoli, productora y madre adoptiva de 007. “Bond siempre salva al mundo. Pero de pronto me di cuenta, mientras estaba en el lugar donde escribió los libros, de que mientras Fleming decía que Bond salvaba al mundo, él contemplaba la belleza natural del mundo”.

Otro Londres
Bond siempre vuelve a Londres, siempre pasa por Londres. Incluso en Sin tiempo para morir, que lo hace enojado, sin ganas. Tiene que volver al MI6, a Whitehall, pero también se reúne con M (Ralph Fiennes) en el puente de Hammersmith.
El agente británico nunca puede permanecer demasiado lejos de la patria, por mucho que intente alejarse y disfrutar de la vida. Aquí entonces lo encontramos en Londres, una constante en las películas de Bond, que vuelve a tener un lugar destacado. “Londres ha sido escenario de mucha acción en las dos últimas películas”Hayes recordó. “Hubo grandes persecuciones realmente memorables filmadas para” Skyfall “y” Spectre “”.
En “No Time to Die” la ciudad juega un papel diferente, ya que las secuencias de acción están todas en el extranjero. “Bond regresa a Londres después de su jubilación”, dice. Hayes, “No está tan cómodo y seguro como solía estar. Lo vemos abriendo y quitando el polvo de sus cosas, regresando a su antiguo lugar de trabajo, donde fue recibido con tibieza. No tiene acceso a todas las áreas como antes. Londres tiene un papel diferente en esta película “.
Hammersmith Bridge, que fue el primer puente colgante sobre el Támesis, se utiliza como telón de fondo para una reunión entre Bond y M. “Es una parte de Londres reconocible al instante”, dice Hayes, “pero no la que tradicionalmente representa un hito de la ciudad”… Una parte más tradicional de Londres es Whitehall.
Se ha concedido permiso a la producción para rodar fuera del edificio del Ministerio de Defensa, que aparece cuando Bond regresa al Reino Unido. “Pudimos inmortalizar el exterior del edificio como la nueva sede del MI6”. En una escena, se ve a Madeleine cruzando el Mall para llegar a su oficina en Carlton House Terrace, justo cuando pasa una tropa de la Household Cavalry.
Otro lugar importante fuera de Londres, sin embargo, era una propiedad del Ministerio de Defensa en la llanura de Salisbury en el condado de Wiltshire, no lejos de Stonehenge. Era el terreno donde se entrenaron los soldados antes de la invasión aliada de Normandía y donde, en la película, asistimos a una gran explosión: el ataque a la guarida de Safin.
Al servicio de Bond
“Ir por delante con la marca Bond, abre muchas puertas”, admite Hayes. “Sobre todo, allana el camino cuando después les vas a explicar que lo que quieres rodar es una persecución de coches o una explosión”. Pero la marca Bond es sinónimo de respeto por el lugar y, sobre todo, de promoción del destino.
“Ya nos pasó con Ciudad de México, por ejemplo, por la escena de Spectre se multiplicaron los turistas que iban buscando esa experiencia y ese lugar”, cuenta el localizador. “Y otro ejemplo es el de Altausee, en Austria, donde abrieron hasta un museo y cuentan cómo se hizo la película”.
¿Qué localización esperan popularizar con Sin tiempo para morir? “Matera”, responde. “Y Jamaica, aunque ya estaba muy asociada al personaje, creo que esta película sumará admiradores y visitantes”.
Por: Bea Call Contenidos. / @beacallcontenidos / m.me/BeaCallcontenidos
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