La tabla de quesos es un aperitivo infalible para cenas, reuniones o simplemente para consentirte con algo delicioso.
Te contamos los secretos “gourmet” del queso y el vino, para que logres en casa, una buena selección y presentación de quesos, maridados con la bebida estrella: el vino. ¡Se nos hace la boca agua!
Ideal para cenas, reuniones o momentos especiales, la tabla de quesos es un aperitivo infalible. Por ello, investigamos cómo preparar la mejor tabla de quesos de una manera fácil y rápida.
Al momento de preparar una tabla de quesos, nos encontramos con una gran variedad de formas, texturas, aromas y sabores muy distintos entre sí. Pero, ¿cómo escogerlos? ¿Con qué se deben acompañar?.
El éxito de una tabla de quesos no sólo consiste en la cantidad y calidad de los quesos, sino de otros factores como el corte, la temperatura, los acompañamientos y hasta la tabla que usamos para servirlos.
LA TABLA PERFECTA
El punto de partida es siempre la variedad de texturas: pastas blandas, duras, y quesos azules. A partir de ahí puedes subcategorizar todo lo que quieras. Es interesante cubrir diferentes orígenes y leches, ya que son los factores que marcan la diferencia. A la hora de acompañar el queso nos decantamos siempre por un buen vino, un buen pan y algunas frutas.
Para preparar la mejor tabla de quesos, se necesitan distintos elementos que enumeramos a continuación:
La tabla
Lo mejor, es escoger una tabla o plato de madera firme, que sean resistente al corte y que no absorban los olores de los quesos.
La temperatura
Los quesos deben servirse a temperatura ambiente, por lo que hay que retirarlos del refrigerador al menos 15 o 20 minutos antes del montaje.
Elegir los tipos de queso, y la cantidad
Si fuese por mí, pondría la tabla hasta arriba de quesos, pero lo cierto, es que en el equilibrio reside la clave.
Generalmente, una buena tabla de quesos tiene entre 80 y 100 gr. cuando se trata de un aperitivo, pero si este es el platillo protagonista de la noche, puede tener de 175 a 200 gr de queso. Lo ideal son entre 5 y 8 tipos, con características diferentes: pastas blandas (un queso láctico y una corteza enmohecida natural: Brie, Camembert, Munster etc.), pastas duras ( Emmental, Gruyére, Fontina, Comté, Manchego, Parmesano, Pecorino, etc.) y un queso azul ( Stilton, Roquefort, Gorgonzola, etc).
Otra opción es elegir los quesos de acuerdo con su país de origen, como tabla de quesos españoles, de quesos franceses, etc.
Una de las claves para disfrutar del queso es el orden. Es importante empezar con los quesos más jóvenes, frescos y con más acidez como los quesos cremosos. Seguir con el resto de quesos blandos hasta llegar a los más secos y curados, y terminar con las variedades de queso azul.
EL CORTE UN PASO (MUY) IMPORTANTE
El corte en el queso es fundamental, ya que todos se merecen probar la mejor parte. El queso no sabe igual en el interior que el exterior, debido a la humedad. Lo ideal es que los trozos sean equitativos y que se corte siempre desde el interior de la cuña hacia el exterior, incluyendo la corteza'.
¿Cómo se corta el queso?
Cuando se trata de un picoteo informal, se puede servir una cantidad pequeña de queso en la tabla e ir cortando. Sin embargo, en una cena o reunión formal con invitados, es mejor cortar el queso de acuerdo con sus características:
Quesos cilíndricos: se cortan primero en cuñas, y luego cada cuña en láminas triangulares o rodajas, como el Manchego o Provolone.
Quesos de pasta blanda: se cortan en porciones triangulares, como el Camembert o el Brie.
Quesos azules: se cortan en tacos o en bisel, como el Stilton, el Roquefort o el Gorgonzola.
Quesos rectangulares: se cortan en tiras o bastones, como el Brique o el Cheddar.
Quesos duros: se cortan en trozos irregulares, como el Parmesano, el Grana Padano o el queso de Mahón.
Quesos con agujeros: se cortan en porciones rectangulares, como el Gouda o el Emmental.
¿Cómo montar la tabla de quesos?
Para preparar la mejor tabla de quesos, se recomienda empezar por los más suaves y dejar los más fuertes para el final.
Por ello, lo habitual es servirlos en la tabla siguiendo el orden de las agujas del reloj, o de izquierda a derecha, si es un plato rectangular.
En cuanto a los acompañamientos, estos se pueden intercalar ya sea en el centro o en las esquinas de la tabla, como un elemento decorativo.
LOS ACOMPAÑAMIENTOS
Tan importante como el tipo de quesos, son los acompañamientos para preparar la mejor tabla de quesos:
El pan es fundamental, por lo que es importante escoger al menos uno blando y otro crujiente. El pan de centeno y los panes de diferentes semillas son ideales, además de las galletas crackers.
Las mermeladas, frutas dulces deshidratadas, el dulce de membrillo y la miel, van muy bien en tablas que se sirven como postre. Las frutas dulces como uvas o higos son imprescindibles en tablas de postre, mientras que las frutas ácidas como manzana o arándanos, son el complemento perfecto para limpiar el paladar entre un queso y otro.
Los frutos secos como nueces, almendras o pistachos, combinan bien con los quesos, además de aportar un toque crujiente.
Las aceitunas y encurtidos como pepinillos y cebollitas son también una gran opción para degustar con los quesos.
Las carnes frías y embutidos como jamón horneado, salami, pepperoni y chorizo, agregan un toque especial a la tabla de quesos
Es importante pensar lo que necesitamos antes. Además de los quesos y los acompañamientos, hay que pensar en el maridaje, es decir, con qué bebidas acompañar, además de la tabla o el plato de madera para montarla.
También, es importante pensar para qué ocasión se preparará y para cuántas personas, ya que no es lo mismo montar un picoteo informal que planificar una cata especial para una cena con invitados.
EL MARIDAJE: “Vino y queso saben a beso”
Finalmente, para preparar la mejor tabla de quesos hay que escoger el maridaje. Aunque este depende del gusto personal, lo habitual es acompañar este aperitivo con vino, licor dulce, cerveza rubia, o agua mineral si se desea una bebida sin alcohol. Otra bebida sin alcohol para tomar junto a tu tabla de quesos favorita, los jugos naturales de fruta pueden ser una grandísima elección.
El queso es un alimento muy graso por eso es interesante siempre acompañarlo con algún tipo de bebida, en el caso del vino, es importante elegir bien el tipo para que los sabores no se solapen y los matices no se pierdan. También podemos innovar y acompañarlos con té o kombucha (té fermentado).
En general, lo más recomendado, son los vinos blancos, y los espumosos, son recomendables para acompañar al queso, su acidez y frescor nos ayudan a limpiar el paladar entre queso y queso y a potenciar su sabor. El vino blanco y la sidra son mejores para acompañar quesos más suaves. Por otro lado, el vino tinto conviene para quesos más fuertes o curados, quesos intensos, para que así no se sobrepongan a su sabor.
Una combinación atrevida: Quesos azules con vinos dulces como Oporto o Jerez, son vinos con mucha textura y dulzor que contrastan con los matices salados y ácidos de los quesos azules.
Por: Bea Call Contenidos. / @beacallcontenidos / m.me/BeaCallcontenidos
Fuente: Clara Diez/ Cofundadora de Formaje
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