La capital de Bretaña aúna lugares históricos, hermosos museos, y grandes parques. Se descubre fácilmente a pie y es muy linda para recorrer en familia. De la Edad Media al accrobranche (circuito en los árboles) todos, mayores y pequeños, la disfrutarán a lo grande.
EL Parlamento
Es el símbolo de Bretaña, testigo de su rico pasado histórico. El Parlamento de Bretaña es un hermoso edificio del siglo XVII que impresiona por su aspecto majestuoso y que sigue funcionado como tribunal. Pueden visitarse las salas de audiencia y, bajo los dorados de la gran sala de los pasos perdidos, el visitante se cruza con abogados y jueces muy ocupados vestidos con toga. ¡Pero silencio: están trabajando!
Las Callejuelas Medievales
¡Oh, las hermosas casas con entramado de madera! ¡Mira esas esculturas sobre las paredes y encima de las puertas!, comentarios que suenan como ecos entre los turistas. No se ven ni caballos ni carrozas, pero recorrer las callejuelas adoquinadas del centro histórico de Rennes es como subirse a una máquina del tiempo: puedes imaginarte haber vuelto a la época de la duquesa Ana de Bretaña y del caballero Du Guesclin. Solicitándolo en la Oficina de Turismo, unos narradores acompañan la visita guiada en verano.
Las puertas Mordelaises
Las Puertas Mordelaises (Portes Mordelaises) fueron la entrada principal de la ciudad a partir del siglo XV. Se caracteriza por una gran puerta utilizada para el paso de vehículos y una pequeña puerta peatonal, rodeada por 2 torres simétricas, La puerta fue cerrada por un doble puente elevado y sirvió como sistema de defensa de la ciudad. En aquella época, todos los duques de Bretaña tenían que hacer un juramento bajo esta puerta antes de ser admitidos, lo que le valió el apodo de “puerta real”. Hoy es uno de los únicos vestigios de las murallas de Rennes.
La capital de Bretaña aúna lugares históricos, hermosos museos, y grandes parques. Se descubre fácilmente a pie y es muy linda para recorrer en familia. De la Edad Media al accrobranche (circuito en los árboles).
Catedral de San Pedro de Rennes
Reconstruida varias veces, en construcción desde hace siglos y finalmente restaurada entre 2009 y 2014, la catedral de San Pedro de Rennes (Cathédrale Saint-Pierre de Rennes) te sorprenderá. Con un exterior más bien clásico, es en el interior que se puede admirar su belleza. De inspiración italiana, se pueden ver magníficos vitrales, un altar romano, ricas decoraciones y pinturas, una bóveda bellamente decorada y los grandes órganos del siglo XIX. La razón de todo este esplendor es que esta catedral fue el lugar de coronación de los duques y duquesas de Bretaña. Imagínate que albergó algunos momentos clave en la historia de Francia y Bretaña!
El Mercado en la Plaza de Lices
Es uno de los más bellos y antiguos mercados de Francia. Todos los sábados por la mañana ofrece un torbellino de colores y aromas. Nos encantan los puestos de pescado (Rennes está a tan sólo una hora de Saint-Malo y del mar), donde los cangrejos, las arañas de mar y los langostinos, mueven sus pinzas mientras que las pequeñas gambas siguen agitándose. Todo fresco y tentador!.
Los puestos de los floristas también son magníficos. Una irresistible oferta de flores y ramos multicolores a cuál más lindo.
Probar la Galette Saucisse
Para comer, hay de sobra donde elegir: al igual que en toda Bretaña, las crêperies son las favoritas, e idales para compartir en familia. Una de nuestras preferidas es la pequeña Crêperie des Portes Mordelaises, donde las galettes de trigo negro encantan a todos. Y si quieres cumplir con la tradición, tendrás que comer al menos una vez durante el fin de semana una galette saucisse (salchicha enrollada en una crêpe), la especialidad local. Se consume bien caliente, te deja sastisfecho y es práctica para una pausa rápida y económica.
Disfrutar de la naturaleza en el parque del Thabor
Una cueva, un quiosco de música, una pajarera, una rosedal con más de 2.000 variedades de rosas, y praderas en las que se puede correr, jugar, descansar o merendar… El Parque del Thabor es un magnífico jardín de 10 hectáreas en pleno centro de la ciudad que encantará tanto a los niños como a los adultos, e incluso a los adolescentes gracias a su recorrido de geo-coaching. Una buena idea: comprar en Le Daniel algunos parlementins (un dulce típico de Rennes relleno con manzana y almendra) y tomarlos sobre el césped y al sol.
Cultivarse en Champs Libres
Este es un lugar perfecto para aprender, comprender, experimentar, descubrir… y refugiarse si se pone a llover. Imaginado por el arquitecto Christian de Portzamparc, Champs Libres es un centro cultural que reúne el Museo de Bretaña, la Biblioteca de Rennes así como el Espacio de las Ciencias y su planetario. En el laboratorio de Merlín, los niños disfrutan manipulando las máquinas y mecanismos en medio de un decorado que recuerda el universo de Julio Verne, en compañía de Galette el Dragón y el caballero Ribot.
Bañarse en medio de unos mosaicos
No es una piscina como las demás, Saint-Georges con su arquitectura de estilo Art Déco, sus casetas y sus frisos de mosaicos firmados por Odorico es ante todo una obra de arte, un monumento histórico que se visita pero donde uno también puede divertirse en la gran piscina, en la que hay animación los domingos por la mañana.
Subirse a los árboles en el parque de Gayeulles
¿Tienes ganas de aire puro? Con una extensión de unas 100 hectáreas al noreste de Rennes (pero fácil de acceso), el parque de Gayeulles es el mayor de la ciudad, maravilloso terreno de juegos con espacios arbolados, estanques y praderas, ideales para realizar un picnic bucólico. Los más atrevidos (¡no hay límite de edad!) no dudarán en realizar el recorrido en los árboles, accrobranche. Los demás elegirán el minigolf, actividad mucho más apacible.
La Vilaine à Rennes
Otra de las principales atracciones de Rennes es el río Vilaine, que lo atraviesa de un lado a otro y permite realizar actividades tanto en la costa como en el agua.
Puedes comenzar tu paseo por el Mail François Mitterrand que te permite llegar a los muelles de La Vilaine. Continúa por los muelles, para admirar los edificios y barcazas, y haz una parada en los jardines de confluencia (Jardins de la Confluence). Esta zona verde con pontones, pasarelas y bancos es muy agradable y tranquila. Es también el lugar de encuentro de los pescadores.
Las orillas del río La Vilaine también son muy agradables para pasear en bicicleta. La ruta principal de ciclismo tiene una longitud de 45 kilómetros y parte del Mail François Mitterand. Puedes partir desde el centro de Rennes y pedalear por el camino de remolque hasta los estanques de Apigné. Si continúas hacia el sur, admira las mareas, castillos y molinos. Un imperdible, el molino de Boël (Moulin de Boël) que ofrece uno de los panoramas más bellos del río. Y de paso, ¿por qué no probar una actividad náutica en el Vilaine? Ya sea en canoa, remo o barcaza, hay algo que hacer para todos. ¡Elige la opción de alquiler y lánzate a una aventura!
Museo de Bellas Artes de Rennes
Otro museo interesante para visitar en Rennes es el Museo de Bellas Artes («Musée des Beauax-Arts»). Creado en 1794 a partir de una obra de arte incautada después de la Revolución, gracias a la curiosa colección del marqués de Robien (Presidente del Parlamento Británico hasta 1756), el museo ha visto crecer su colección a lo largo de los siglos. Actualmente están representados los grandes artistas como Leonardo da Vinci, Rembrandt y Donatello. El visitante viajará a través de la historia y los movimientos artísticos, desde las antigüedades egipcias hasta el arte contemporáneo.
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